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Renovables y apagón: aclarando su papel en la gran caída de abril

Placas solares y molinos de aire
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El pasado 28 de abril de 2025, España vivió un apagón eléctrico histórico que dejó sin suministro a millones de hogares durante horas. Todo el territorio peninsular sufrió cortes prolongados, mientras que los servicios técnicos luchaban por recuperar la estabilidad del sistema.

Las consecuencias fueron notables: hogares sin luz, calles a oscuras, estaciones de carga eléctrica inoperativas y muchos usuarios desconcertados. Y entre toda esa confusión surgió una pregunta que ha generado debate: ¿qué papel tuvo el auge de la energía renovable en el apagón?

¿Qué ocurrió exactamente el 28 de abril?

Millones de personas afectadas y muchas preguntas aún sin respuesta

El corte comenzó a las 12:33 horas del mediodía y afectó a buena parte del sistema eléctrico peninsular, incluyendo Portugal. Según Red Eléctrica de España (REE), el origen del problema fue una desconexión no planificada en una línea de alta tensión, que provocó un desequilibrio casi inmediato entre oferta y demanda.

Los sistemas de protección actuaron rápidamente, cortando el suministro para evitar un colapso mayor de toda la red.

La teoría del “exceso” de renovables, en el centro del debate

Ese mismo día, España estaba batiendo récords de producción de energía renovable, especialmente solar y eólica. La buena meteorología impulsó la generación en todo el país, y algunos medios comenzaron a señalar que este “exceso” de energía limpia podría haber sido la chispa que encendió la tormenta. Esta versión, aunque simplificada, se instaló rápidamente en la conversación pública y avivó un nuevo debate sobre el futuro energético del país.

¿Qué papel jugaron la energía solar y la eólica en la caída del sistema?

Según datos publicados por REE, la generación renovable alcanzó niveles altísimos ese día. En ciertos momentos, más del 70 % de la electricidad en la red procedía de fuentes limpias. Pero hay un matiz importante: las renovables no colapsaron. Lo que ocurrió es que su producción, al ser tan elevada y variable, pudo dificultar que el sistema reaccionara con rapidez al fallo de la línea de alta tensión. 

Las energías renovables, a diferencia de las centrales térmicas o nucleares, no pueden regularse tan fácilmente. No se puede “bajar el sol” o “frenar el viento” cuando se genera más de lo que se consume. Esto provocó un estrés técnico en la red, no porque las renovables fallaran, sino porque el sistema no estaba preparado para gestionar tanta energía en tan poco tiempo..

Cómo funciona el equilibrio energético en una red moderna

La electricidad no se puede almacenar a gran escala. Por eso, la red eléctrica tiene que estar en equilibrio constante: lo que se genera debe coincidir, casi al segundo, con lo que se consume. Cuando hay un exceso de generación y no hay suficiente demanda ni sistemas de almacenamiento activos, la frecuencia de la red sube y eso puede desestabilizar toda la infraestructura.

Eso fue lo que podría haber pasado el 28 de abril: una alta generación verde + un fallo técnico + poca flexibilidad = desequilibrio.

La red eléctrica no es una batería, y eso complica las cosas

Este apagón nos recuerda una realidad poco conocida: la red eléctrica no “guarda” energía. Funciona como un circuito de agua en tiempo real. Si hay demasiada presión (electricidad), hay que aliviarla o se corre el riesgo de que revienten las tuberías (la red). Lo que falta en el sistema no son menos renovables, sino más soluciones para gestionar esos picos.

¿Estamos preparados para una red 100 % renovable?

El reto de adaptar la infraestructura

La transición energética hacia un modelo 100 % renovable representa un desafío mayúsculo que va mucho más allá de la mera instalación de fuentes de energía limpia como la solar o la eólica. Si bien la proliferación de parques solares y aerogeneradores es un paso fundamental, la verdadera transformación reside en la capacidad de adaptar y modernizar la infraestructura eléctrica actual para integrar de manera eficiente y segura esta nueva matriz energética. No basta con aumentar la capacidad de generación renovable; es necesario dotar al sistema de herramientas para equilibrar esa energía, gestionando la variabilidad de fuentes como el sol y el viento.

Esta necesidad de equilibrio se traduce en la urgencia de implementar baterías industriales a gran escala, capaces de almacenar los excedentes de energía producidos en momentos de alta generación y liberarlos cuando la demanda supere la producción renovable. Asimismo, los sistemas de autoconsumo con almacenamiento a nivel doméstico e industrial juegan un papel crucial, permitiendo a los usuarios gestionar su propia energía y reducir la presión sobre la red general.

Además de las soluciones de almacenamiento, la adaptación de la infraestructura implica la inversión en redes eléctricas inteligentes, dotadas de sensores, sistemas de comunicación avanzados y algoritmos de gestión que permitan monitorizar el flujo de energía en tiempo real, predecir la demanda y optimizar la distribución. 

Otro aspecto fundamental es el desarrollo de sistemas de gestión de la demanda, que incentiven a los consumidores a ajustar sus patrones de consumo a los momentos de mayor disponibilidad de energía renovable. La interconexión con redes eléctricas vecinas también se revela como una estrategia clave para aumentar la flexibilidad del sistema, permitiendo el intercambio de energía y la compensación de las variaciones en la generación renovable a nivel regional o continental.

En definitiva, la preparación para una red 100 % renovable exige una visión integral y una inversión coordinada en múltiples frentes: desde el despliegue de tecnologías de almacenamiento avanzadas y redes inteligentes hasta la promoción del autoconsumo y la gestión activa de la demanda. Solo abordando estos retos de manera simultánea se podrá garantizar una transición energética exitosa y un suministro eléctrico fiable, sostenible y resiliente en el futuro.

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